Leer antes de usar.

A todos aquellos que entran por primera vez debo decirles que, aunque la mayoría de las "aventuras" de Jubilated Man se pueden leer por separado debido a que son historias cortas, es recomendable comenzar desde el "día 1" e ir siguiendo el orden, pues es posible que en alguna historia se haga mención a hechos o personajes que podrían haber aparecido en "días" anteriores. También quiero aprovechar para advertir, que el lenguaje usado por nuestro personaje, podría no ser apto para sensibles y/o menores de edad. Sin más, les dejo con Jubilated Man. Disfruten cada domingo de una nueva página del diario.

domingo, 5 de abril de 2015

Día dos.

Hoy ha muerto Plasticwoman. En los periódicos han puesto una fotografía de hace unos días, su piel cuelga como la de cualquier anciana, pero con toda esa silicona resulta más grotesco, más artificial. Dicen que ha muerto al caer por las escaleras de su casa y tiene gracia porque antiguamente, era capaz de rebotar contra el suelo tras saltar de un tercer piso.

Ella era una mujer normal, pero se volvió adicta a las operaciones de cirugía estética. En total se practicó 783 operaciones. Jamás se desveló la cantidad de silicona que introdujo en su cuerpo, pero lo que sí sé, es que todo ese plástico la trastornó. Toda esa química debió afectar a su organismo e hizo que adquiriese habilidades sobrehumanas.

Las operaciones la arruinaron, pero ella quería seguir haciéndose más y más cambios. Esto la llevó a la delincuencia. De la noche a la mañana la que habría sido una mujer enferma, se convirtió en una súper-villana. Comenzó con asaltos pequeños, a transeúntes, taxistas, pequeñas tiendas... Luego empezó con los bancos, las joyerías... Para Plasticwoman no existía el miedo. Hacía frenar las balas en su cuerpo de plástico y, si intentaban golpearla con un ataque cuerpo a cuerpo, la silicona les hacía rebotar con fuerza hacia atrás.

La policía no podía hacer nada contra ella, así que me tocó hacerlo a mí. En incontables ocasiones me enfrenté a ella. Y siempre tenía que hacer uso de mi súper-fuerza para sostenerla hasta que la esposaban. Me gustaba sostenerla, olía bien y estaba blandita. Podría decir que es la mujer que más veces he abrazado.

En una ocasión de debilidad, creí estar enamorado de ella. Incluso traté de hablar con ella y hacerla cambiar su actitud. Pero estaba completamente loca. Sólo pensaba en su próximo asalto para operarse de nuevo. Aquella vez la dejé escapar y eso hizo que, durante un tiempo, la policía intentase atraparme. Fue mi etapa oscura pero por suerte, duró poco. Enseguida volví a sentar la cabeza y salí de nuevo con la intención de capturarla.

Tardé tres días en encontrarla, se había ocultado en una fábrica de silicona para prótesis. Aquella batalla fue memorable, nos lanzábamos el uno al otro, dándonos sacudidas aquí y allá y derribando tanques enormes de silicona. El suelo estaba tan resbaladizo que tuvimos que proseguir la lucha en el tejado, todo ello sin darnos cuenta de que en el interior de la fábrica había comenzado un incendio.

Para cuando nos percatamos, la estructura ya estaba muy dañada y el tejado a nuestros pies se vino abajo. Yo podía volar y no tenía problemas, pero ella cayó al vacío. Y abajo sólo las llamas la esperaban. Por un instante dudé, pensé en dejarla caer y acabar así con ella y con la posibilidad de volver a sufrir otro enamoramiento. Pero el héroe que había en mí enseguida reaccionó echando a volar para salvarla. Ella me abrazó tan fuerte mientras volaba para ponerla a salvo que, por un momento, volví a sentir que la quería. Pero fiel a mi posición, la entregué a la policía una vez más.

Sin darme cuenta, una lágrima cae sobre su foto en el periódico. Va a llover, lo noto por el dolor en los huesos. Mejor que me vaya a dormir pronto.

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