Hoy
estaba viendo las noticias y en una conexión con uno de los reporteros, éste ha
empezado a preguntar a la gente su opinión sobre la Liga de los Jubilados.
Había respuestas para todos los gustos, desde los que nos toman por locos,
hasta los que declaran que ya era hora de que alguien volviera a poner a los
delincuentes en su sitio. Cómo se ha llegado a esto es algo que aún me pregunto
de vez en cuando.
En mis
años de gloria, había superhéroes por todas partes, siempre a punto para
salvarle el culo a alguien. Pero llegó un punto en que comenzó una especie de
decadencia, éramos demasiados, supongo.
Todo
comenzó a ir mal cuando unos cuantos quisieron usar sus poderes para hacer
negocio, firmando contratos con empresas privadas para velar por sus intereses,
o anunciando productos en televisión. Incluso hubo quien se atrevió con su
propia marca de perfume, esencia de rayos.
En esa
época, algunos villanos llegaron a cometer sus delitos a tan solo unos metros
de donde se encontraban los súpers con total impunidad. Los anteriormente
considerados héroes les dejaban hacer "porque ya no era su trabajo".
Así, la sociedad comenzó a perder la confianza en nosotros. Nos convertimos en
apestados, cuando algo malo ocurría, la culpa era nuestra por no hacer nada. Lo
que la gente no sabía es que si los que seguíamos luchando desinteresadamente
no hacíamos nada en alguna situación, era porque estábamos a kilómetros de allí
solucionando otro problema.
Todo esto
conllevó a que quienes quedaban dando la cara día a día sin más salario que el
agradecimiento público, comenzaran a desanimarse. El desánimo les llevaba a
actuar menos e incluso alguno llegó a colgar el hábito. Todo fue como una bola
de nieve que se hacía más y más grande a medida que la situación empeoraba.
Luego
vinieron las tensiones entre los súper grupos, tras lo que acabaron por echar
el cierre. El mundo se quedó prácticamente sin héroes, y los que quedábamos
éramos cada vez más viejos.
Conforme
siguió pasando el tiempo, algunos perdimos nuestros poderes y tuvimos que
abandonar la profesión. Otros se volvieron lentos y acabaron machacados por sus
némesis. Y ahora, desgraciadamente, sólo quedan aquellos que de bien jóvenes
quisieron seguir los pasos de algunos de nosotros. Sangre nueva que, por lo
general sólo conoce la época de gloria súper heroica por las viejas historias
que les han contado.
Esos
chicos no lo hacen mal, pero con el mundo cada vez más corrompido, su trabajo
se hace cada día más difícil. El problema ya no es la cantidad de villanos
queriendo dominar el mundo, sino que la raza humana parece haber renegado a su propia
humanidad. Ya nadie se ayuda, todo lo que hay es desconfianza entre unos y
otros. Y egoísmo, mucho egoísmo.
Pero sé
que tiene que haber algo más ahí fuera. Algo más que gente mirando su propio
ombligo y, tarde o temprano la Liga de los Jubilados lo sacará a relucir,
estoy convencido.
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