Leer antes de usar.

A todos aquellos que entran por primera vez debo decirles que, aunque la mayoría de las "aventuras" de Jubilated Man se pueden leer por separado debido a que son historias cortas, es recomendable comenzar desde el "día 1" e ir siguiendo el orden, pues es posible que en alguna historia se haga mención a hechos o personajes que podrían haber aparecido en "días" anteriores. También quiero aprovechar para advertir, que el lenguaje usado por nuestro personaje, podría no ser apto para sensibles y/o menores de edad. Sin más, les dejo con Jubilated Man. Disfruten cada domingo de una nueva página del diario.

domingo, 17 de mayo de 2015

Día ocho.

Esta noche me acuesto tarde tras pasar horas hablando con Ray. Me ha contado cómo se convirtió en Gamma-Ray, que es algo que nunca le había contado a nadie, y la verdad es que me ha sorprendido bastante.

Desde que lo vi por primera vez en las noticias me lo imaginé como un científico chiflado por la tecnología. Alguien con la inteligencia suficiente como para construirse un traje robotizado como aquél, tenía que serlo... Nada más lejos.

Ray siempre había sido el típico chico que pasa desapercibido. Tímido, encerrado en su mundo y siendo ignorado por el resto de sus compañeros, ni siquiera le usaban como objeto de burla. Se movía por el mundo como un fantasma sin hablar con nade. Acostumbrado a su soledad, solía pasar tardes enteras paseando por el bosque. Simplemente le gustaba caminar, sentir que todo lo que le rodeaba estaba vivo y le hacía compañía.

Aquella tarde iba a ser como muchas otras, un largo paseo por el bosque, un descanso tumbado sobre las rocas junto al lago, ver ponerse el sol y disfrutar de las estrellas hasta la hora de la cena. Pero cuando la noche comenzó a caer, ocurrió algo que cambiaría su vida para siempre.

Permanecía tumbado admirando la infinidad de estrellas cuando percibió que una de ellas parecía moverse. Era como si se acercara cada vez más, pero era tan pequeña que resultaba casi imperceptible. Trató de frotarse los ojos, pensando que era más cosa de su vista cansada que de algo real y, cuando volvió a abrirlos, algo cayó al lago haciendo un ligero chapoteo. Ray miró y comprobó por las ondas que se habían formado que, efectivamente, algo pequeño había caído al agua. Entonces vio brillar un objeto en el fondo.

Hizo lo que todo joven inconsciente hubiera hecho; tirarse al agua para ver qué era. Buceó hasta alcanzar el origen de la luz y comprobó que era un pequeño fragmento de metal que brillaba como una estrella. Con él, volvió a la superficie. Y nada más salir del agua, del pequeño objeto surgió un fino punzón que se le clavó en la palma de la mano. Dolorido trató de soltar el objeto, pero éste se había aferrado con mucha fuerza. Cuanto más tiraba para sacarlo, más se clavaba el metal, introduciéndose bajo su piel cada vez más. Cuando no pudo soportar más el dolor, se desmayó.

Entonces sintió como si su cerebro se conectara a una base de datos y, automáticamente, supo que el extraño metal que ahora formaba parte de él, tenía vida propia. Era una forma de vida extraterrestre y su nombre era Gamma. El ser era un simbionte que necesitaba de un anfitrión para vivir, a cambio ofrecía protección al cuerpo que ocupaba. Podía cubrirlo de metal extra resistente, como si de una armadura se tratase. Gamma era puro conocimiento estelar y ese conocimiento también pasó a formar parte de Ray. Desde ese momento, Ray no volvería a estar sólo jamás. En su mente, siempre conviviría con Gamma y juntos, serían Gamma-Ray.


Ahora, con un cuerpo agotado y viejo, Gamma necesitaba cambiar de anfitrión y hace unos años le abandonó dejándole con una biblioteca de conocimientos sobrehumanos. Pero desgraciadamente, ni todo el conocimiento del cosmos puede evitar que te sientas solo, y en un sitio como éste, la soledad está a la orden del día. 

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